jueves, 23 de diciembre de 2010

Comentario del dinamizador

Continúa el taller de lectura de Figueras; y lo hace con unas características muy peculiares, que le dan un toque muy especial y muy lindo (se usa poco esta palabra, ¿verdad? Pues a mí me parece linda como ella misma).

Dos líneas y ya estoy divagando, ahora sobre las palabras. Vuelvo al taller.

El día 15 de diciembre nos reunimos nuevamente en la biblioteca de Figueras, para hablar y compartir en esta ocasión en torno a la obra “Balzac y la joven costurera china”, del escritor Dai Sijie. Nos reunimos 12 personas, lo que constituye un buen número, aunque intentaremos que aumente paulatinamente, ya que tenemos más sillas y nos gustaría utilizarlas. Como complemento, el viernes 17 se proyectó la película del mismo título, pero sobre ésto sólo puedo decir que me dijeron que gustó mucho, pues yo no pude ir al pase.

El miércoles, durante dos horas, viajamos de palabra e imaginación por China. Hablamos primero de la peculiar vida de Dai Sijie, lo que nos llevó directamente a hablar de la China de Mao Zendong, de la sociedad del momento (años 60-70), de algunas de sus costumbres, de la geografía, de las flores, del amor, de la revolución cultural y de lo que surgiera.

Y es que este libro tiene mucho de autobiográfico. El autor, al igual que la mayoría de los considerados intelectuales de la época, los Guardias Rojas en su momento y las gentes afectas al anterior régimen, como sucede con los protagonistas de la historia, fue enviado a un pequeño pueblecito cercano al Tibet, durante más de tres años, para ser reeducado por los campesinos. Este era uno de los pilares de la Revolución Cultural de Mao Zendong. Tirando de ese hilo, llegamos a leer algunos de los preceptos del pequeño libro rojo de Mao, el segundo más editado en el mundo, después de la Biblia, dicen en internete.

Y hablamos de las muchas bellezas del libro y de lo que puede suponer para una persona adulta el descubrimiento de la literatura, tirando de la bonita historia de la costurera, a quien se le abrió un nuevo mundo gracias a las novelas románticas y realistas que le contaban los dos protagonistas. Un libro muy recomendable, que gustó mucho.

Y paso a hablar de algo que comentaba al principio; las características especiales del taller de Figueras; perdón Das Figueiras. Es de destacar en primer lugar el amplio abanico de edades que se reúnen en este taller. Esta variedad es enriquecedora. Por otro lado, el grado o nivel de formación literaria también es muy variado, y por tanto, muy enriquecedor. Realmente no me gustaría dinamizar un taller de pedantes literatos, sino de gente que quiere leer, sentir y compartir.

Pero lo más lindo, para mí, es comentar durante dos horas Balzac y la joven costurera china, situarnos en la sociedad china plenamente, haber leído el libro en castellano y que durante dos horas sólo se escuche falar fala. Ah, y el castellano del dinamizador, que entiende perfectamente la fala y la disfruta muchísimo, pero que ha sido educado en ciudades y, por ahora, no la habla con naturalidad. Pobre inculto de mí.

Comentando “Balzac y la joven costurera china” el otro día, se escuchó el comentario, para mi muy acertado, de que la mujer es, en un 95%, la portadora y trasmisora de la cultura (he decorado un poco el comentario, aquí sentado frente al ordenador viendo pasar a una hermosa mujer y a dos mil millones de coches, imagino que con persona dentro, por la Calle Muñoz Degrain de Oviedo). Esto viene a lo siguiente: y los pueblos son los grandes portadores y trasmisores de la cultura, opino. Y sobre todo los pueblos con fuerza y personalidad, como As Figueiras y sus pixotas y pixotos. Y es que creo que puedo pasar un mes entero asomado a esta ventana, en Oviedo, y no ver un solo símbolo Cultural. Bueno, si miro a lo lejos, quizás entre el humo de la térmica vea a alguna vaca.

Pues eso, que Balzac muy bien, Dai Sijie también y la charla encantadora.

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